martes, 25 de marzo de 2014

Podríamos hablar de las olas

Podríamos hablar de las olas
y de cómo por ejemplo,
hay días en los que resulta inevitable
verse con el agua al cuello.
Te dejas caer desde un precipicio
para quedarte dormido sobre el agua,
lo suyo sería cambiar ese verbo
¿no crees?
Hablemos de saltos y no de caídas
y aunque parece que eres de esos
que viven con el “es que nada es para siempre”
te propongo que calles un segundo,
te desabroches los ojos
y te creas paisaje,
porque hasta una hormiga azul
me dice que no olvida tu nombre,
¿Quieres saber por qué te escribo de espaldas?
Es que yo también tengo miedo
de que se rompan las olas mas bellas de este lugar
y no quede nada.

lunes, 10 de febrero de 2014

En este momento cuando a nadie le importa

En este momento cuando a nadie le importa
si he naufragado mi tiempo,
me agarro a ese tonto vicio de morder sin sed,
ya sabes,
justo el día más bonito de un invierno.
Vivirme sola y abrir las ventanas
sin despreciar a nadie,
saltar, caminar la calle como ayer.
-Si, nacimos ayer mi niña-
Desordenar cada paso en mis zapatos,
saberme pequeña,
estar sin estar pero estar en todo
y aunque soy de las que siempre llega tarde,
estar en hora.
En este momento, sin embargo,
me gusta pronunciar tu nombre
aunque falte sitio en cada arista de mi boca,
aunque sobren ganas de cargarme a ese maldito teléfono
que hizo a la lluvia más lluvia y al fuego más fuego.
En este momento,
me gusta inventarle otro mundo a tu historia.
Es más justo echarte de menos sobre una nube sin cielo.
y en el suelo, nada devorando la carne de nada.
¿A cambio de qué?
En este momento sería genial naufragar en tu tiempo
y que no me duela de ternura,
por ejemplo,
tu ausencia.

jueves, 16 de enero de 2014

Con tu mirada

Si tus manos no descansan
no acarician ningún hombro,
tal vez solo desgarran,
Si dejas en sus labios un grito,
tu grito refugio de sexo invidente,
de puerta cerrada,
si tras la mirilla escondes sequías boreales,
parajes de retales robados.
Si necesitas más cómplices de tu automutilación,
más escarpes que sujeten tu armadura,
más turistas en tus pisadas,
será que tu mirada se ha vuelto pálida,
que has enterrado tu esqueleto en el cielo
olvidado el agua de las playas,
¿Y qué guardas bajo el suelo?
Quizá nada.
Si antes del perdón te espera una silla,
si antes del abrazo no derramas palabras
escucha el trote nevado que corre por tus venas,
despierta contigo,
-acaricia con tus propias manos-
con tu mirada.


viernes, 20 de diciembre de 2013

Volátil

Como ese bostezo de indigencia
que desgarra cada vértice de tu cuerpo,
un gesto que te levanta las pestañas.
Entonces te das cuenta,
el proemio de la vida es una terrible promesa
y el resto…
quizá una estadía mal pagada,
somos un paisaje para cotizar en bolsa.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Tenía ganas

Solo un poco de entusiasmo
ya sabes;
respirar esa tranquilidad diestra
que termina,
desaparece cuando todo va mal.
Tenía ganas,
exhibir mi cara al mundo
sin anuncios propagandistas
de compra-venta.
Llueve, nos volvemos mansos,
manta y algo de maíz tostado,
pero nuestra ciudad
siempre será salvaje.
Parece imposible recordarnos,
si vieras lo mal que lo he podido hacer,
lo bien que lo he llegado a poder hacer.
En mis horas ha entrado mucha gente
desbordando promesas,
todas a cambio de un millón de cadáveres.
Me han dejado seca,
y aquí todo huele a muerte.
Pero ahora vienes caminando
desde el fondo de mi vida
haciendo del beso un verso,
te deslizas por mi cuerpo
me dejas conocerte,
ahora si que tengo ganas,
tengo ganas de todo el entusiasmo.

domingo, 29 de septiembre de 2013

La mirada.


Ayer con los ojos hacia adentro, la mirada intrínseca.
Te preguntas por qué la piel se nos hace centenaria,
y tal vez por qué dejamos que la boca se nos cierre,
-un portazo, un golpe, un último suspiro-
No es fácil destrozar la puerta de los errores
y menos aceptar que no hay mas puertas
que las que una se inventa
cuando todo va mal.

¿Cuántos inviernos pueden apagar todas las
palabras del mundo?
No importa,
sabes que hay hojas que brotan de la nada,
nubes rotas por hilos de luz.

No nos hace falta saber cuántos litros de tristeza
caben en nuestra mirada,
esa mirada a veces se nos vuelve hacia adentro
-nuestro paisaje-
ese adentro es un océano al que le debemos las olas,
toda la arena necesaria para evitar
ser otro de esos peces que caminan de espaldas.



Desaparecida

  Se busca mujer de 33 pelo castaño y 155, los justos. Ojos oscuros, encorvados, esos que se te quedan cuando miras una última sin d...