miércoles, 23 de mayo de 2012

El problema es que los girasoles ya no se enamoran


El problema es que los girasoles ya no se enamoran
y aun así,
tu te enfadas si te digo que este mundo es un burdel
dónde se trafica con la virginidad de las tristezas.
Quisiera llorar,
porque no soporto ver como emborrachas tu memoria
cuando llega el frío del invierno y corta tu sonrisa.
Entonces tu me partes la boca,
y entiendo que jamás podré hablarte de la guerra,
contarte que alguien quiso cargarse al hombre de hojalata,
porque no hay corazón más deseado que el que no está.
Pero que mas te da,
si ellos te han prometido regalarte una parte del mundo
por tu cumpleaños,
si detienen tus latidos porque no entienden su melodía.
Entonces peinarán tus pasos,
te tocarán sólo en sueños,
embastarán tus heridas mientras te alejas con torpeza
como un gigante de papel sobre un mundo hecho de acero.
Lo siento,
pero yo no seré quien someta tu cuerpo a sobredosis de morfina
para borrar tu nombre y reinventarte en el idioma de los necios.
No me pidas que cierre los ojos y escupa el dolor contra el suelo,
no pretendas,
que me olvide del romanticismo de los inviernos.

lunes, 7 de mayo de 2012

No te extrañes si me cargo al verso por la falta de cariño


No te extrañes si me cargo al verso por la falta de cariño,
de que me cosa la boca
y me tumbe en la orilla de la cama con el traje de domingo,
de que sueñe con estamparme contra el suelo
para ver si me enredo entre los rosales silvestres de la casa.
Quizá no sepas
que me dejé arrastrar por el sermón de los sofistas
pero nadie puede comprar el arte de entender que no somos más
que un trozo,
un brazo,
una mota de polvo dentro de un estúpido reloj de arena.
Tu no tienes la culpa,
de que algunos peces sueñen con besar las mejillas de las nubes
y de que el sol tenga vergüenza de salir por las mañanas.
No resulta sencillo ser feliz cuando cada día que pasa
me hago más frágil y torpe,
aún así,
no te extrañes si un día de estos le vuelo los sesos al cielo.

sábado, 24 de marzo de 2012

Tú solías esperar al atardecer sentada sobre una silla


Tú solías esperar al atardecer sentada sobre una silla,
devorabas la piel de las nostalgias hasta rabiar como
devorabas también la de tus uñas.
Yo te miraba y me preguntaba si es que tal vez habías olido
el aroma del universo pues era tu boca una selva afrutada
que hacía estallar a las estrellas para darle vida a mis sueños.
Tú solías decirme que el error mas grande fue darnos cuenta
de que no somos más que otra especie empastrada sobre este
absurdo mundo,
que algunos vivimos con las manos sujetas por los clavos
de la ciencia que embellecen aún más a los versos que esconden
las primaveras e incluso todo aquello que nos aterra.
Y aquí estoy, sentada sobre una silla repensando tus ausencias,
intentando dar nombre a esas cien mil cosas que no hemos vivido
porque desde que ya no estás el atardecer siempre llega tarde.

jueves, 1 de marzo de 2012

Cada vez más lejos


Cada vez estoy más lejos de aquellas hipotéticas cosquillas
que hacen caminar hasta a los niños y ancianos mas perezosos,
de la matemática que codifica al universo colmándolo de belleza,
de mi cama que ya no tiene potestad mas allá de los sueños.
Cada vez más lejos de todo, de lo que viene y se larga sin más,
de ese último aleteo inédito…
Me quedo con el ánima anestesiada e invadida por las moscas,
enranciados los sueños, la muerte, el recuerdo, ¡la vida!
Pero no tus ojos exquisitos en su propia prosa censurada
ni tu olor que sabe a historia aunque tú no deberías saberlo.

miércoles, 22 de febrero de 2012

La locura microscópica


Cuando las hormigas de fuego corretean por las tripas
la hiel es la cortesía que en la noche nos mantiene despiertos
para no morir en alma y seguir olisqueando el infinito.
Así despierta una por la mañana enredada en su propia biografía,
buscando entre las sábanas el limite de ésta locura microscópica.

domingo, 12 de febrero de 2012

De la belleza de los acuarios


Confiesa que mordiste todo el aire que salía por la ventana,
que rompes las costillas de nuestras palabras y nos tapas la boca.
Vagabundo de consciencia artificial
tú, incendias papeleras de cadáveres para darle calor a tus manos
porque te dilatas cada noche en un espacio de sol desnudo.
No te importa que nuestra piel ya no presuma su vino tinto,
que nuestras casas no sean mas que un planeta muerto y seco
porque tú guardas un pequeño acuario con los difuntos sumergidos
y ahora sus ojos no se mojan con el agua de las corrientes naturales.
Hace tiempo que ha empezado el funeral de las torpezas y tú no te escondes,
deshonras a los salvajes de las fronteras que cargan otra vez sus armas
de fogueo para iniciar una guerra inherente a nuestra estúpida condición.
Amarran caballos, se divorcian de las cosas mas bonitas de este lugar...
Yo no defiendo todo aquello que hace llorar a las luciérnagas de papel
ni quiero arrancarle los dientes a ningún lobo del alba,
sólo soy un pez extranjero con los ojos cuajados por tantas flores muertas
y confieso que tus olvidos son legañas que se enganchan a esta poesía funesta.


Desaparecida

  Se busca mujer de 33 pelo castaño y 155, los justos. Ojos oscuros, encorvados, esos que se te quedan cuando miras una última sin d...