Hoy me vuelve a faltar el suelo,
la poesía es paraje,
es tu rostro cortado en la noche,
tus manos que como siempre
exquisitas,
siembran el universo sobre tela.
Engullo mi propia biografía,
apuesto de nuevo a la melancolía,
tu hielas al bostezo de un trago
y te abrazas a las ausencias,
besas al cielo.
Ya sabes que nunca ignoré el amor
que nace de las torpezas,
que tengo miedo a morirme de la risa
un domingo de esquizofrenias voluntarias.
¡Pero que más te da!
Adiestrada para el último gran golpe
me otorgas el adiós que crees absoluto,
será un momento
y para siempre,
me harás diletante de la muerte.
¿Dónde narices queda el buen amor que
se esconde entre los recodos de nuestra esencia?
Haré ciegos mis sentidos,
dormiré para encontrarte.