sábado, 1 de septiembre de 2012

Hoy me vuelve a faltar el suelo


Hoy me vuelve a faltar el suelo,
la poesía es paraje,
es tu rostro cortado en la noche,
tus manos que como siempre
exquisitas,
siembran el universo sobre tela.
Engullo mi propia biografía,
apuesto de nuevo a la melancolía,
tu hielas al bostezo de un trago
y te abrazas a las ausencias,
besas al cielo.
Ya sabes que nunca ignoré el amor
que nace de las torpezas,
que tengo miedo a morirme de la risa
un domingo de esquizofrenias voluntarias.
¡Pero que más te da!
Adiestrada para el último gran golpe
me otorgas el adiós que crees absoluto,
será un momento
y para siempre,
me harás diletante de la muerte.
¿Dónde narices queda el buen amor que
se esconde entre los recodos de nuestra esencia?
Haré ciegos mis sentidos,
dormiré para encontrarte.

lunes, 27 de agosto de 2012

Luché contra la luna, morí entre los muslos de la noche


Luché contra la luna,
morí entre los muslos de la noche…
Si, la tristeza me hizo mujer,
medio hombre
con las manos desvestidas y etéreas
sin mas arena que arrojar sobre la playa.
Me hizo la garganta ciega,
me despedí de tu voz entre el zumbido de una mosca,
quedó sangre entre mis labios,
sabor de una guerra apasionada.

lunes, 18 de junio de 2012

Nostalgia


Aprender a morir contigo
como un olivo expatriado de su arena.
Eres el polvo del verso incendiado
que alumbra aún más a las auroras.
La elipsis de un sueño eterno,
el beso de una muerte elegante,
el funeral del entretiempo.
Aprender a vivir contigo
allende del placer de lo infinito.

miércoles, 23 de mayo de 2012

El problema es que los girasoles ya no se enamoran


El problema es que los girasoles ya no se enamoran
y aun así,
tu te enfadas si te digo que este mundo es un burdel
dónde se trafica con la virginidad de las tristezas.
Quisiera llorar,
porque no soporto ver como emborrachas tu memoria
cuando llega el frío del invierno y corta tu sonrisa.
Entonces tu me partes la boca,
y entiendo que jamás podré hablarte de la guerra,
contarte que alguien quiso cargarse al hombre de hojalata,
porque no hay corazón más deseado que el que no está.
Pero que mas te da,
si ellos te han prometido regalarte una parte del mundo
por tu cumpleaños,
si detienen tus latidos porque no entienden su melodía.
Entonces peinarán tus pasos,
te tocarán sólo en sueños,
embastarán tus heridas mientras te alejas con torpeza
como un gigante de papel sobre un mundo hecho de acero.
Lo siento,
pero yo no seré quien someta tu cuerpo a sobredosis de morfina
para borrar tu nombre y reinventarte en el idioma de los necios.
No me pidas que cierre los ojos y escupa el dolor contra el suelo,
no pretendas,
que me olvide del romanticismo de los inviernos.

lunes, 7 de mayo de 2012

No te extrañes si me cargo al verso por la falta de cariño


No te extrañes si me cargo al verso por la falta de cariño,
de que me cosa la boca
y me tumbe en la orilla de la cama con el traje de domingo,
de que sueñe con estamparme contra el suelo
para ver si me enredo entre los rosales silvestres de la casa.
Quizá no sepas
que me dejé arrastrar por el sermón de los sofistas
pero nadie puede comprar el arte de entender que no somos más
que un trozo,
un brazo,
una mota de polvo dentro de un estúpido reloj de arena.
Tu no tienes la culpa,
de que algunos peces sueñen con besar las mejillas de las nubes
y de que el sol tenga vergüenza de salir por las mañanas.
No resulta sencillo ser feliz cuando cada día que pasa
me hago más frágil y torpe,
aún así,
no te extrañes si un día de estos le vuelo los sesos al cielo.

sábado, 24 de marzo de 2012

Tú solías esperar al atardecer sentada sobre una silla


Tú solías esperar al atardecer sentada sobre una silla,
devorabas la piel de las nostalgias hasta rabiar como
devorabas también la de tus uñas.
Yo te miraba y me preguntaba si es que tal vez habías olido
el aroma del universo pues era tu boca una selva afrutada
que hacía estallar a las estrellas para darle vida a mis sueños.
Tú solías decirme que el error mas grande fue darnos cuenta
de que no somos más que otra especie empastrada sobre este
absurdo mundo,
que algunos vivimos con las manos sujetas por los clavos
de la ciencia que embellecen aún más a los versos que esconden
las primaveras e incluso todo aquello que nos aterra.
Y aquí estoy, sentada sobre una silla repensando tus ausencias,
intentando dar nombre a esas cien mil cosas que no hemos vivido
porque desde que ya no estás el atardecer siempre llega tarde.

Desaparecida

  Se busca mujer de 33 pelo castaño y 155, los justos. Ojos oscuros, encorvados, esos que se te quedan cuando miras una última sin d...